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EDITORIAL
Argentina eligió el prestamista más caro políticamente: el FMI.
Toda nación que apele al endeudamiento para solventarse o para crecer, tiene claro que sin importar quién sea el prestamista, la devolución será con intereses. En un mercado internacional de deuda en que las tasas de interés son cada vez más altas, Argentina eligió el prestamista más barato y el más caro políticamente: el FMI.
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El analista Rosendo Fraga afirmó que "cuando un país sufre una corrida cambiaria y ha perdido la confianza de los mercados, es el momento en el cual se impone ir al FMI".

El anuncio del presidente argentino Mauricio Macri de volver al Fondo Monetario Internacional (FMI) para recibir lo que llamó un "apoyo financiero" de carácter "preventivo" generó todo tipo de reacciones. Las críticas y los aplausos no demoraron en extenderse minutos después de la conferencia del martes 8 de mayo en la que el mandatario resaltó que el país no aumentará su endeudamiento previsto, sino que cambiará el prestamista.



El FMI nació en 1948, hace exactamente 70 años, tras la conferencia de Bretton Woods, en la cual el mundo deseaba dejar atrás los horrores de la guerra y volver al crecimiento. Tiene 189 países miembros y según sus objetivos, su principal propósito es "asegurar la estabilidad del sistema monetario internacional, es decir el sistema de pagos internacionales y tipos de cambio"

Desde los años 50, Argentina ha acudido al FMI cinco veces. Nunca los resultados fueron del todo satisfactorios, porque las recetas impuestas por el organismo no funcionaron. Y nunca se supo con certeza qué pasó con el dinero prestado.

Como todo préstamo del FMI, Argentina tendrá que realizar cambios que achiquen el tamaño del Estado.

Un Estado, que fue incrementado por el Presidente Macri cuando asumió, creando 5 carteras ministeriales más, llegando a tener 22 Ministerios, la mayor cantidad de la historia, actualmente son 21, en julio de 2017 fue disuelto el Ministerio de Comunicaciones.

noticia El FMI tuvo una participación muy activa en la crisis del 2001. Se involucró política y financieramente, apoyó la convertibilidad y dio una serie de financiamientos muy importantes que, no obstante, no evitaron el estallido de la crisis y la cesación de pagos.

Desde allí el Fondo quedó señalado como responsable de la crisis argentina por su involucramiento, su apoyo a las políticas de ajuste y por no evitar la fuga de capitales.

Fue a partir de ello que en 2006, durante el gobierno de Néstor Kirchner, Argentina saldó su deuda con el organismo, como también los hicieron otros países de la región, que apoyados en el buen contexto internacional prefirieron cambiar el acreedor por otros, que no pidieran contraprestaciones a nivel político.



Ante la disminución de las fuentes del exterior y debido a las limitaciones que existen para financiarse en el mercado local, "el Gobierno opta por reanudar la fuente de financiamiento externo que queda disponible en los momentos críticos que es la de los organismos internacionales"

Más allá de la asistencia del FMI y las expectativas, "Ni la turbulencia cambiaría ni el conflicto social han desaparecido, ni mucho menos. En lo social, lo peor está por llegar en el país, y lo mismo sucede con la inflación. Perder reservas para defender valores ficticios del dólar es un clásico de la Argentina", concluyó Fraga.

Editorial: airesbuenosweb
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Eduardo Araujo Duffy

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