Es el estado natural de las cosas, pero el paradigma que regía el mundo hasta diciembre de 2019, ha cambiado, y no es hora de resolver falsos dilemas. La pandemia de Covid-19 es un punto de inflexión en la humanidad.
Los nuevos casos de coronavirus están aumentando más rápido que nunca en todo el mundo, a una tasa de más de 100.000 por día en un promedio de siete días. https://t.co/0AwrdshZuU
El planeta, según registros de la Universidad Johns Hopkins , al domingo 7 de junio, registraba 399.789 personas fallecidas y 6.897.225 habitantes contagiados de coronavirus.
Como medidas, los gobiernos alrededor del mundo han implementado el confinamiento, en diferentes escalas y con resultados dispares, a modo de equilibrar el cuidado de la salud de la población con la necesidad de mantener activa la economía.
Pero esta decisión, más allá de su éxito, provoca otras polémicas, genera incertidumbre y serios reclamos.
El Capitalismo reclama la pronta apertura de la economía y el sistema de salud pide cuidar la vida.
Un video de youtube revela una encuesta donde preguntaban cuál es el número de muertes que se estaría dispuesto a aceptar para salvar la economía.
Me recuerda un antiguo dilema, "que lo urgente no impida ver lo importante" una disyuntiva simple de resolver, según del lado que cada uno se posicione, lo que si es cierto que sin uno, el otro no tiene razón de ser. Ahondar en estas argumentaciones no es el foco del presente escrito.
Volvamos a la "Normalidad" pre pandemia.
El 21 de enero de 2020, hace poco más de cuatro meses, National Geographic publicaba un artículo asegurando que el nuevo coronavirus podía propagarse entre los humanos, hasta ese momento se habían reportado más de 4.500 casos junto con 106 muertes en varios países.
With confirmed cases of the Wuhan coronavirus in multiple countries, health officials are looking to similar outbreaks from the past—and seeing a common thread https://t.co/Zb3UbLJPwm
Si bien los registros, posicionan al primer caso de Coronavirus el 17 de noviembre de 2019, lo importante es que se acercaba un punto de inflexión que cambiaría la realidad en el mundo.
#Coronavirus Aseguran que el 17 de noviembre de 2019 es la fecha del primer caso en el mundo de Covid-19. El paciente cero sería una persona de 55 años que vive en la provincia de #Hubei, epicentro de la epidemia que tiene en vilo al mundo. Así lo informa #SouthChinaMorningPostpic.twitter.com/k1s0zeobiJ
El mundo ha avanzado en una forma muy desequilibrada en los mecanismos de concentración de la riqueza y ha generado numerosas desigualdades. Solo a modo de ejemplo plantearé dos cuestionamientos a la anhelada Normalidad que se pide.
Normalidad en términos climáticos
Desde la década del ´80, año a año se incrementan los reclamos de protección del medioambiente que se ve desbordada por el accionar irresponsable de los principales contaminantes.
GreenPeace el año pasado indicaba al 2019, El año de la emergencia climática, donde, entre otras cuestiones, la crisis climática producto de la explotación de los recursos naturales, determinó que la temperatura sobre la tierra ya ha aumentado 1.5°C por encima de las medidas en la era preindustrial en comparación con el promedio global de 0.87 °C de aumento, teniendo en cuenta la temperatura sobre el océano y la tierra. Esto impulsa la desertificación y la degradación de la tierra.
El COVID-19 nos ha obligado a repensar TODO.
Ahora tenemos la oportunidad de transformar la economía para que vaya de la mano de la vida y la salud del planeta 🌍
— Greenpeace España (@greenpeace_esp) June 4, 2020
Normalidad en términos de hambre
La concentración de la riqueza alimentaria se convirtió en una normalidad de nuestras sociedades, donde sus efectos son tan graves y las soluciones asistenciales solo parches sin futuro.
Las causas principales del hambre no son esas emergencias, climáticas o bélicas. La inmensa mayoría de los hambrientos del mundo no lo son por males transitorios: llevan generaciones y generaciones de alimentarse poco. La mayoría no pasa hambre por una situación extraordinaria, coyuntural; lo pasa porque vive —como sus padres, sus abuelos— en un mundo organizado para que algunos tengan mucho y otros, por lo tanto, demasiado poco.
El hambre sigue siendo el horror solucionable que menos nos importa: mata más que cualquier enfermedad pero siempre ataca a otros, a esos que no terminamos de pensar como “nosotros”.https://t.co/BCuN3sAWWW
La normalidad en términos del hambre, es quizás la más injusta en el mundo, que año tras año sigue aumentando, y que advierte la FAO organismo especializado de las Naciones Unidas, que en sus informe del año 2017 indicaba que había 821 millones de personas que padecen hambre y más de 150 millones de ellos son niños , que le producirá un retraso del crecimiento, lo que pone en peligro el objetivo de erradicar el hambre.
En estos términos no sería recomendable volver a la normalidad.
La pandemia llego por inacciones, conocidas, pero no previstas.
Los países del mundo viven una nueva realidad, un momento único para que los gobiernos actúen fijando preferencias. En términos de Mahatma Gandhi, «La acción expresa prioridades».
Por lo tanto, la respuesta global, a una enfermedad que no tiene precedentes, no debería basarse en conjeturas infundadas. Como expuso Steve Jobs en la Universidad de Stanford , "… los distintos puntos pueden unirse únicamente mirando hacia atrás".